Post by Angeles on Jul 29, 2012 10:16:59 GMT -3
Una rosa es una rosa
Axl Rose 'rescata' este domingo a miles de nostálgicos en Son Fusteret
by Enrique Fueris | Palma. Sábado 21/07/2012
"¿Guns N' Roses? Síííí... Llegarán. Si no se mueren antes". La nota de prensa de Geffen Records, una de las tantas que la compañía brindó a los medios durante las giras del grupo en los 80 y 90, reflejaba bien el aura de volatibilidad que rodeaba a la que había sido definida como la banda de rock más peligrosa del planeta.
Los estadios se llenaban como un vagón de metro en hora punta y la discográfica recibía un disco de platino cada vez que salía al jardín a recoger el correo. Pero nada de eso parecía suficiente para mantener al grupo con las manos quietas, siempre con todo el mundo a su alrededor pendiente de que su romance con la aguja y la botella no acabara sacrificando a la gallina de los huevos de oro.
Desde luego, nadie dudaba de que eso formaba parte de su encanto. Como la vida misma, podía acabar en cualquier momento. Todo podía explotar en la habitación de un hotel o en medio de la orgía de luces y decibelios más bestia de la historia. De nuevo, un carpe diem sucio y vacilón con el que toda una generación de chavales podía por fin dejar de escuchar los discos de los Rolling Stones de sus padres. Ya tenían a su propia banda de amotinados sociales, su propia cantinela de sex, drugs and rock n' roll. Una banda que todas las madres del mundo odiaban. Era perfecto.
La banda basó su ascenso a la cima en los escándalos y en temas que marcaron a toda una generación
Para lo bueno y para lo malo, Axl Rose fue siempre quien sujetó la cadena que el monstruo llevaba ceñida al cuello. El bad boy definitivo. Un salvaje moderno capaz de saltar al publico para abofetearse con cualquiera que le mostrara el dedo índice y de tirar por los suelos al mismo tiempo las nociones de lo que debe ser una buena voz. La pajita que remueve el contenido del vaso, como lo definió la Rolling Stone.
Un genio arisco e incomprendido que pisoteaba histérico el piano justo antes de dar rienda suelta a la lírica ante las teclas y emular a sus admirados, Freddie Mercury y Elton John. Un rebelde con su corazoncito. Demasiado para las féminas. Y también para los fans masculinos, casi más groupies que ellas, vaciando la planta joven del Corte Inglés de pañuelitos de calaveras y de camisas de leñador que atarse a la cintura.No contento con redefinir el rock n'roll, Axl también puso patas arribas la moda adolescente en su faceta más hortera. No está mal para un paleto de Indiana.
Pero los tiempos cambian y normalmente lo hacen para peor. Sí, sobrevivieron. Todos ellos. Y para algunos, la situacion actual de Axl Rose es consecuencia directa de no haber cumplido con su destino, que no era otro que morir a los 27. Never too young to die, rezaba alguna de las chapas que lucía por aquel entonces.
Buena parte del mundillo le señalaba entonces como el siguiente icono en prender fuego a su cama y retirarse a la paradisíaca isla de Elvis, Hendrix, Morrison y compañía. Fue Kurt Cobain, ya en el 94, quien le ganó esa partida.
En vez de contentar a los futurólogos más morbosos de la MTV, el líder del grupo optó por renovar la nave. Convertido en dueño absoluto de la marca Guns n' Roses, a finales de los 90 se las arregló para deshacerse de sus antiguos compañeros y sustituirlos por una nueva banda integrada por lo más granado de la vanguardia del rock estadounidense.
Los nuevos musicos cumplen en un espectáculo que gira alrededor de la última rockstar del planeta
El objetivo era devolver la música del grupo a la modernidad, actualizar sus bases en función de las nuevas tendencias que empezaban a adueñarse de las salas de conciertos -con el grunge, el rock industrial y el nu-metal como puntas de lanza más visibles- y parir a los Guns del nuevo milenio.
En contra de la visión de Slash, partidario de una aventura discográfica a lo AC/DC, cada disco más de lo mismo, Axl estaba obsesionado con ser como los Beatles, cada disco una evolución. La idea no era mala. Solo que tardó diez años en darle forma.
Diez años y 15 millones de dólares invertidos en grabar el disco más caro de la historia. Como era de prever, la espera no valió la pena. Pero no por la calidad del álbum sino porque ¿qué disco habría sido capaz de justificar tanto tiempo y esfuerzo? Ya podrían haber publicado el Dark Side of The Moon o incluir la trilogía remasterizada de El Padrino en el lote, que nada compensa más de una década de dientes largos.
Del ramillete de rosas que conquistó el mundo entre el 88 y el 93 hoy solo queda una. Una única rosa que ha perdido parte de su fragancia y su color; pero una rosa, al fin y al cabo, en medio de un páramo, el de la actual escena hardrockera, repleto de inofensivas margaritas y orquídeas de plástico.
Por lo demás, Chinese Democracy se convirtió en un disco respetado por la crítica y vilipendiado y ensalzado a partes iguales por los fans. A falta de los punteos de Slash, hasta media docena de guitarristas participó en las grabaciones, dando lugar a un vinilo barroco y sobreproducido (¿alguien lo dudaba?) pero repleto de momentos brillantes y con la esencia gunner inevitablemente tatuada en la mayor parte de sus surcos.
Mientras tanto Axl sigue ahí. Con los kilos de más que suelen dar los años y una mansión en Malibú con playa privada. Sobrevivió. Empeñado en reformular a Nietzsche y demostrar que lo que no mata engorda. Que nadie espere para la noche del domingo las carreras frenéticas de lado a lado del escenario (las proezas físicas en escena más alla de los 50 solo están al alcance de vampiros como Mick Jagger). Que nadie espere tampoco que aparezca a su hora como un funcionario agradecido; los viejos hábitos son difíciles de desterrar y nadie nos va a librar de al menos horita y media de espera. Igual que la impuntualidad del divo, su voz y su carisma siguen intactos.
Aun con kilos de más, Axl continúa pasando la mano por la cara a rockeros con la mitad de su edad
Lo mismo que los himnos de Guns N' Roses, interpretados por músicos a los que nadie puede negar su talento. Y es que no es lo mismo salir de gira con los cuatro desharrapados con los que coincidiste una noche en un bar de Sunset Boulevard que rodeado de artistas reputados que tú mismo has tenido el lujo de poder elegir de entre todo el panorama musical.
No estarán ni la chistera de Slash ni la melena oxigenada de Duff, pero en compensación puede que aparezca la gorra de cuervo de Izzy, artista invitado en algunos de los últimos shows de la banda. Como en los viejos tiempos, quién sabe...
En cuanto a Axl, las críticas le seguirán resbalando como cuando era el rey del mundo. Igual que las súplicas de discográficas, promotores e incluso antiguos miembros para que rehaga la formación original. Hay algo en su cabeza convencido de qué no importa lo grande que sea la hostia siempre que te la pegues porque corrías hacia donde tú querías.
Como diría Sinatra, Axl siempre hizo las cosas a su manera. Se le podrán reprochar muchas cosas, excepto que le faltó valor y actitud para hacer siempre lo que le dio la gana. Y eso, mansiones, limusinas, videoclips de bodas, bottox y grabaciones multimillonarias al margen, eso es ROCK N' ROLL.
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